¿Qué es "Paso de historias"?

El amor, la búsqueda de la propia identidad, los amigos, los padres... cosas de las que no pasas ni tú, ni gente como tú. Y que pase el tiempo que pase, nunca dejan de importarnos.


Capítulo 8: "Amor eterno"



28 de junio de 2009

En el amor haz caso a las señales: ¡STOP!


Cuando he entrado en el bar y le he visto he pensado: “uf, ya sabía yo que, a pesar de tener diez opciones de bares antes que éste, tenía que entrar aquí”. El Mudanzas siempre ha sido uno de mis bares favoritos, sobre todo por la música, preferiblemente jazz y blues. Primera señal.
Pelo rubio, ojos azules y pinta de vasco. ¿Por qué? No sé. Quizás porque me recordaba un poco a Julen Guerrero (¡aix, lo que me había gustado a mi Julen!). Segunda señal.
Él también me ha mirado. Y supongo que no le he recordado ni a Angelina Jolie, ni a Scarlett Johansson, ni a Megan Fox, pero me ha mirado. Lo juro.
Me pido un agua y me siento en una mesa cercana a la barra, que es donde él está con un casco en la mano, a punto de marcha. Y yo pienso para mis adentros: “quédate hombre, quédate un rato más”. Y no sólo se queda si no que pasa detrás de la barra. Supongo que es el dueño, si es que tengo un ojo para los negocios…Tercera señal.
Saco la libreta y empiezo a hacer una lista de cosas pendientes para la semana. A la cuarta levanto la vista. Y patapam, ahí está ese azul otra vez. Y yo que me hago la tonta y me quedo embobada, con la mirada perdida, como diciendo: “No, si ha sido casualidad. No te iba a mirar a ti”. Pero me sonríe, y claro, ahí no me hago la tonta… Cuarta señal.
Y llega el momento perfecto porque empieza a sonar Something Stupid . Quinta señal.




La libreta, el móvil, “La ofensa” de Ricardo Menéndez Salmón… ya no me queda nada por sacar del bolso más que el monedero – y me niego a irme ya- y el brillo de labios, que quizás sería un poco excesivo. Me lo pongo. Él se toca el pelo, se ajusta el pantalón y hace un jueguecito con una cuchara. Sexta señal.
Antes de contaros el final, porque toda historia por bonita y corta que sea tiene un final, me he dejado la señal más importante: ¡los dos vamos de verde!. Séptima señal.
Me he acabado el agua y se me acaba el tiempo. Me esperan a la dos. ¿Opciones? Por lo pronto pagar. Acercarme a la barra, pedirle la cuenta y volverle a mirar, pero más de cerca. ¿Otra opción? Llamarle, pedirle otro agua, sacarle el tema del calor y que si los del tiempo han dicho que se espera más y bla bla bla. ¿Otra opción? Ninguna. Porque en cuanto me doy cuenta vuelve a coger el casco y se va. ¡Se va! Así, sin despedirse, sin girarse, ¡sin dedicarme ni una sola mirada más!
Total, que me he levantado, he pagado y yo también me he ido con mi música y mis señales a otra parte, sobre todo la de STOP.

Y tú, ¿crees en las señales?