Estos días cuando voy hacia al trabajo me cruzo con un montón de niñ@s medio dormidos (algunos dormidos enteros) que arrastran sus pies y su alma por donde una mano adulta les lleva. Son "los niños del Casal". Parece el título de una película de miedo, pero es tal cual. Niños que se ven obligados a madrugar (obligados en vacaciones ¡qué injusticia) para ir a los Talleres de Verano, que son como los cuadernos de "Vacaciones Santillana" pero con personas físicas.
Ayer ví a una niña en una semáforo que miraba a su madre como diciendo: ¿por qué no vas tú al Casal? Y yo voy a tu trabajo, y desayuno café solo y croissant con las amigas, hago unas llamadas a los proveedores y quedo para comer con mi jefe de planta. O, mejor. ¿Por qué no me quedo en casa durmiendo hasta que oiga la sintonía de mis dibujos favoritos, después quedo con la vecina de abajo para jugar a "¿qué te pongo?" y finalmente me peleo a grito pelado con mi hermano porque no me deja jugar con la Play...¿por qué? ¡eh! ¿por qué?
Sobre eso, sobre el papel que los adultos juegan a veces en la vida de los niños va este relato extraído del libro, que lee Gina Tost (www.ginatonic.net), un encanto de niña adulta.
Sobre eso, sobre el papel que los adultos juegan a veces en la vida de los niños va este relato extraído del libro, que lee Gina Tost (www.ginatonic.net), un encanto de niña adulta.